Raices

Vivimos en una sociedad en la que todo pasa de prisa y nos hemos acostumbrado a las soluciones rápidas y los triunfos inmediatos; y el ser humano, tantas veces impaciente, parece no entender que con frecuencia los resultados tardan en llegar, que los frutos de nuestra siembra no vienen de un día para otro o que el verdadero éxito es simplemente el resultado del crecimiento interno y que requiere un tiempo. Así lo enseña la historia del bambú; una vez más metafóricamente nos muestran cómo somos parte de la naturaleza, seres creados con los mismos elementos de la materia que conforman nuestro planeta; aquí vivimos y nos nutrimos. Sin embargo, hemos perdido la memoria, olvidamos que somos parte de la tierra, que estamos conectados a ella y a nuestros semejantes y que de ella debemos aprender que todo aquello que es importante y vale la pena en la vida, requiere un tiempo de germinación; sí, así es.  No hablamos solo de sembrar un árbol, hablamos de emprender, de cambiar hábitos, de dejar un vicio, de superar rupturas, de cambiar de profesión o trabajo; la mala noticia es que no todas las personas cuentan con tal nivel de perseverancia a tal punto de rendirse antes de alcanzar sus metas. Las personas, como el buen bambú, necesitamos años para desarrollar y fortalecer nuestras raíces internas que serán una base sólida para despegar después de una forma robusta y veloz; es por todo esto y las grandes enseñanzas que la naturaleza nos da que decidimos llamar a este comenzar Raíces.